La Microbiota
- Dr. Andrés David Echeverri Restrepo
- 3 mar
- 4 Min. de lectura


Conocida desde hace apenas algunos años como “flora intestinal”, término que si bien es aceptado por la RAE como un posible sinónimo, es en sí impreciso, porque no es solo “flora”, que es como se referenciaría a un conjunto de plantas de un ecosistema, sino además que la limita al “intestino”; y solo desde entonces se le ha prestado un cierto grado de importancia pasando un tanto desapercibida.
Aahora, es importante saber que en los entornos médico-científicos se le conoce realmente y de forma general como MICROBIOTA, palabra compuesta desde el griego por Micros, que significa pequeño, y Bíos que referencia a la vida. Microbiota se definiría entonces como al conjunto de microorganismo vivos, bacterias, virus, hongos, parásitos y arqueas (bacterias ultrapequeñas) que conviven con nosotros en la mayoría de nuestros órganos y no solo en el tracto gastrointestinal, precisando que las bacterias constituyen el mayor porcentaje de este conjunto y seguidamente las demás en menor cantidad; organismos estos que son incluso de 10 a 50 veces más pequeños que nuestras propias células, tan pequeños algunos que las bacterias tienen sus propios virus llamados fagos y que también interactúan con nosotros.
La microbiota la adquirimos al momento de nacer y desde entonces nos empiezan a colonizar, es por eso, además, que se le considera como el último órgano que inicia su desarrollo fuera del útero. Es en el momento de pasar por el canal del parto de nuestra madre y al entrar en contacto con el medio exterior, en el contacto piel a piel con los padres, la lactancia materna, la posterior alimentación complementaria, el contacto con objetos y durante el proceso de gatear y explorar el entorno, que se va diversificando en una gran variedad, incluso, de estos existen muchos que aún no se logran clasificar.

Se cree que tenemos unos 38 billones de bacterias y unas 30 billones de células, esto sería una relación 1.5 a 2.5 bacterias por cada célula de nuestro cuerpo-. Varía según la edad y el tamaño del cuerpo, además el peso total de las bacterias podría ser de 200 gr. en un cuerpo adulto. Todos estos cálculos son aproximados, nadie se ha puesto a contar una a una la cantidad de nuestras células y mucho menos de la cantidad de bacterias; menciono estos "datos curiosos” y muchos otros con el objetivo de mostrar que están con nosotros desde siempre y tienen una relevancia e importancia de grandes proporciones. Estos valores mencionados son solo con las bacterias, pero los virus, arqueas, hongos y parásitos implicados también participan en la cantidad y porcentaje necesarios.
Vivimos en una simbiosis mutualista, donde dependemos de ellas y ellas de nosotros para beneficio propio, un “todos ganan”.
La microbiota, como vemos, tiene vida en nosotros y por tanto tiene su propia y única carga genética y es desde este punto donde toma vital importancia para nosotros ya que cada uno de estos microorganismos va cumplir funciones de tipo inmunológicas, metabólicas y endocrinológicas en el lugar del cuerpo donde se encuentren; sea en piel, intestinos, mucosas (boca, nariz, oídos, ano, vagina, uretra. La conjuntiva de los ojos es el único lugar del cuerpo donde se considera no están) por mencionar quizás las que tienen un contacto directo y son los órganos expuestos al ambiente en el cual nos desenvolvemos.
No existe microbiota buena ni mala, sería una simplificación, solo los microorganismos necesarios para estar en un equilibrio microbiano (Eubiosis) que es lo que define, en muchas ocasiones, estar en un estado de salud adecuado o para desarrollar múltiples síntomas o patologías que se manifiestan por su desequilibrio microbiano desproporcionado (Disbiosis), si alguna de las bacterias que estuviera fuera del control de las demás actuara como “mala”; generando como por ejemplo manifestaciones gastrointestinales como el estreñimiento, las distensiones abdominales, gases, flatulencias, intolerancias alimentarias que también se expresarían en piel como brotes y urticarias; no explica necesariamente esto las enfermedades intestinales o de la piel, pero sí se ha evidenciado que un equilibrio en la microbiota contribuye a una adecuada respuesta de los medicamentos utilizados o ser una soporte como sinergia para lograr resolverlas; además se le atribuye un gran apoyo en los manejos para patologías mentales como la depresión.
Habría tanto que hablar y conocer sobre la microbiota que implicaría escribir un libro, realizar un seminario o un curso, porque tiene un valor tan trascendental en nuestra salud que creería es un tema de salud muy sub valorado y hasta ahora tanto médicos como pacientes estamos dándole la importancia necesaria para cuidarla y que ella nos cuide a nosotros.
Se tendría mucho más qué decir, pero por lo pronto y como recomendaciones iniciales de cuidar la microbiota: NO nos automediquemos, ni tomemos indiscriminadamente antibióticos sin la indicación de un profesional médico, alimentémosla de forma adecuada con muchos y variados vegetales, cultivar y persistir en los estilos de vida saludables, dar al cuerpo el descanso adecuado (buen sueño) y gestionar adecuadamente nuestro estrés.
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